Una vez que los cultivos están en campo abierto, su control es casi imposible. Sin embargo, otra cosa ocurre en los invernaderos.
Su fin supremo es mantener el ambiente dentro y para ello utiliza coberturas.
Cobertura obstaculiza la penetración de los rayos ultravioletas del sol, permite el ingreso de rayos infrarrojos cortos e impide la salida de los infrarrojos largos que producen el efecto invernadero.
De una buena luz dependerán entonces el desarrollo y firmeza de los tallos y las hojas, el color de las flores, la arquitectura de las plantas y también la presencia de azúcar en los frutos.
La temperatura, que tiene su grado óptimo entre los 15 y los 30 grados centígrados, influirá en la iniciación de la floración, la homogeneidad en la producción, la velocidad en el desarrollo de los cultivos y en la calidad del producto. De su control en el invernadero dependerá que la planta no acumule estrés, detenga su proceso de fotosíntesis y se pierda la productividad que se busca.
El control de la humedad relativa, cuyo nivel óptimo esta entre 70% y 85% dependiendo del cultivo, será fundamental porque en exceso permite un aumento de la temperatura. Esto afecta el proceso de transpiración de la planta y el consumo de CO2, y puede propiciar el desarrollo de enfermedades.
Contenido
Controlando el buen tiempo
Datos básicos
Tipos de invernaderos y sus usos
Requisitos y materiales
Construcción de invernaderos
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