Los escritos de Escoto Eriúgena están repletos del pensamiento del Areopagita. No cabe duda de que el conocimiento de Dios es un tema que resultó muy interesante en esta época. Muchas veces, más que un tema se convierte en una experiencia que resulta incomunicable y que da pie a seguir comentando acerca de este hecho singular. ¿Qué se puede decir de Dios?, ¿se puede conocer a Dios?, ¿cómo podemos llegar al entero conocimiento de Dios? Estas preguntas se convierten en el hilo conductor del pensamiento de Escoto; siempre con una visión neoplatónica o plotiniana, heredada a través de varios filósofos, aunque, para Escoto, directamente del Areopagita.
De entre las obras de Eriúgena está ésta que expondremos a continuación (Sobre la divición de la naturaleza) que está constituida a manera de un diálogo entre un maestro y su alumno, en el que tratan de analizar el problema de la correcta división de la naturaleza; entendiendo por naturaleza la primera y suprema división de todas las cosas, las que están al alcance de la mente y las que no lo están, las que son y las que no son.
Las divisiones de la naturaleza que hace el autor son cuatro: la primera ve a una naturaleza que crea y no es creada, la segunda a una que es creada y crea, la tercera a una que es creada y no crea y, por último, la cuarta que ve a la nanturaleza que ni crea y ni es creada. Por consiguiente se tiene que la primera se opone a la tercera, y la segunda hace lo mismo con la cuarta. Aunque la cuarta división termina por pasar al mundo de los imposibles, ya que al no ser creada y no crear se está afirmando su esencia de no poder ser
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