Casi todo el mundo acepta que es necesario que el gobierno tenga el monopolio de la emisión de dinero. En este libro Hayek muestra su discrepancia de tan aceptada opinión y propone una sugestiva alternativa a los monopolios de los bancos centrales estatales: un sistema de dineros de emisión privada en competencia que, en realidad consisten en pasivos emitidos por banqueros particulares respaldados por «cestas de mercancías» que garantizan un valor mínimo a dicho dinero.
Abolir este monopolio estatal abre nuevos horizontes al comercio y nos cura para siempre de la terrible enfermedad de recurrentes depresiones y desempleo, de lo que suelen acusar al â??capitalismoâ?, pero que son en realidad causados por ineptitud y equivocaciones del banco central. El monopolio estatal sobre el dinero le permite al gobierno no tener que limitar sus gastos a sus ingresos. El crecimiento espectacular del control estatal sobre la economía sería mucho más difícil sin tener el control absoluto de la emisión de dinero. Y que hayamos dado esa responsabilidad a los políticos es insólito por tratarse de un grupo de gente abierto a las tentaciones y a la falta de integridad.
Hayek insistía que la moneda no tiene que ser creada por una autoridad única, sino que lo mismo que los idiomas, las leyes y la moral emergen y evolucionan espontáneamente. Hayek instaba a los empresarios a lanzar un movimiento en respaldo de la moneda libre, como lo hicieron en el siglo XIX con el libre comercio.
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