Sardanápalo Armenteros se convirtió en el cruel dictador de la República de Majagual –una aguda metáfora de Colombia o de cualquier otro país latinoamericano–, a fuerza de empirismo. Con irreverencia y gran sentido del humor, Iriarte retrata las dictaduras caribe, resumiéndolas en un solo personaje, que reinventa la constitución, acaba poco a poco con la libertad de los ciudadanos, se apodera de las mujeres del país y las hace suyas casi a la fuerza, ensarta a sus enemigos en pinchos, y repite gestos estrambóticos dignos de cualquier tirano de la época clásica, como el que le da el título al libro: en un arranque de poder, el Presidente de la República de Majagual nombra general a su caballo Bucentauro para que todos le obedezcan.
Una divertidísima novela –la última de Iriarte– llena de sarcasmo y de ironía, como acostumbra el autor en todos sus escritos.
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