En 1958, bajo el gobierno de la Junta Militar, se creó una comisión encargada de establecer las causas de la violencia en Colombia. De esta comisión fue parte monseñor Germán Guzmán, párroco de El Líbano (Tolima), una de las zonas más afectadas por la espiral de violencia luego del trágico 9 de abril de 1948. Monseñor Guzmán compiló voces e imágenes de actores, víctimas y testigos, una enciclopedia de la infamia que despertó el interés de Eduardo Umaña Luna y Orlando Fals Borda, fundadores de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional y quienes invitaron a monseñor Guzmán a escribir un libro conjunto: La violencia en Colombia.
En 1962, el texto salió a la luz. La polémica desencadenada fue un fenómeno que incluyó universidades, el entorno cotidiano de las ciudades e incluso el Congreso de la República. En este sentido, La violencia en Colombia consiguió algo hasta entonces impensable: hacer de la guerra un tema de opinión y de controversia pública, presentar su realidad en el campo, y señalar la responsabilidad histórica de las élites gobernantes.
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