Es un libro de Émile Durkheim publicado por primera vez en 1895. Es reconocido como el resultado directo de los proyectos propios de Durkheim del establecimiento de la sociología como una ciencia social positivista. Durkheim es considerado como uno de los padres de la sociología, y este trabajo, su manifiesto de la sociología. Durkheim distingue a la sociología de otras ciencias y justifica su razón de ser. La sociología es la ciencia de los hechos sociales. Durkheim propone dos tesis centrales, sin que la sociología no sería una ciencia:
Se debe tener un objeto específico de estudio. A diferencia de la filosofía o la psicología, el objeto de estudio de la sociología son los hechos sociales.
Se debe respetar y aplicar un método objetivo científico reconocido, lo más próximo posible a las ciencias exactas. Este método debe evitar a toda costa los prejuicios y juicios subjetivos.
Este libro fue uno de los libros que definieron la nueva ciencia de la sociología. El argumento de Durkheim de que las ciencias sociales han de abordarse con el mismo método científico riguroso como se usa en las ciencias naturales fue considerada como revolucionaria para la época.
El libro se considera como un texto fundacional en la sociología y muy difundido en los cursos de teoría sociológica. Su significado todavía sigue siendo debatido por los sociólogos.
El sociólogo británico Anthony Giddens, estudioso de la obra de Durkheim, publicó en 1976 un libro en diálogo con tales premisas, titulado Las nuevas reglas del método sociológico: crítica positiva de las sociologías interpretativas.
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